lunes, 14 de diciembre de 2015

Alfonso Gatto




Viento en la Giudecca

Vientos, vientos que saquean las naves
y descienden al frío
y están muertos.


¿Quién podría explicarlos cuando afluyen
fogosos los adioses
en donde vibra intenso, intenso el mar
y del mástil flamea la mañana?


Toda una mujer, toda vigor, toda amor,
y es rosa la manzana, rubio el pan
de la Pascua de abril…


Y eras tibieza
y eras el sol, su brillo, de ladrillo en ladrillo,
y más allá del muro: el campo, el cielo.