viernes, 27 de febrero de 2015

Dacia Maraini



El murciélago vuela bajo

el murciélago vuela bajo
se posa sin aliento
sobre una fuentecilla seca
el plátano agita
sus hojas enfermas
se cubre de gotas viscosas
nosotros tendemos las cuerdas
de un teatro de hierbas
en este verano terminal
de contornos deshilachados
un teatro de verano
en el vientre de Villa Borghese
entre ajados papeles y otros ciudadanos prodigios
un tenaz sueño romano
el teatro de la verdura
con sus telas marrones y celestes
el suelo de tierra
atravesado por raíces amarillas
como codos encallecidos
nuestros pensamientos vuelan
al encuentro de la luz de una razón descuadernada
mas ya dispuesta a convertirse en carne y en palabra
bajo el juego irresistible de los reflectores,
Villa Borghese se toca con un aire lánguido
hacia las siete de la tarde
en la leche de hojas durmientes
nos alcanza el grito del león
desde detrás del muro del zoo
en la pajarera gigante
vuela furiosa un águila prisionera
nosotros levantamos la tela
con sus franjas ribeteadas
para cubrir el escenario
de nuestros desmedidos artificios
una mariquita se posa sobre un dedo
leve, esmaltada, roja y negra
se parece al dorso
de una cucharilla de Sévres,
apuesto a que nos traerá suerte


(Versión de Miguel Ángel Cuevas)


Marina Coronel



Máxima


La proporción de un juramento
se mide en la voluntad del paso.
En las tardes
o en las noches,
no importa,
el peso es el mismo.
La ventaja que se tiene
es la del extraño,
una rara incertidumbre
con olor a cítricos,
a árboles frutales,
azaleas.

El párrafo que se memoriza
es el del espanto.
Todos los estilos convergen
en una misma voz de inclemencia. 

(de: "Cartografía" ed. En Danza, 2014)


viernes, 20 de febrero de 2015

Bénédicte Houart




Hay collares que son correas



hay collares que son correas
hay mujeres que son perras
ciertos hombres, perros rabiosos

a los perros propiamente dichos
no se les ha perdido nada aquí
aunque metan el hocico en todas partes
olfateando cosas imaginarias
y, además, no hablan, ladran,
tienen razón seguro




(de "Vida: variações" 2008)

Lorine Niedecker



Otoño


Hielo
en el cubo de los pececillos

y una escuela de hojas
río abajo


*
El cubo de la basura anoche
ahumado con papel encendido
Esta mañana
con el sol arde
la helada


*


El niño tiró el periódico
y falló
Lo encontraron
en el seto


*
La tapa de la lata de palomitas
clavada a la pared
sobre ese agujero
                           para que así el frío
no se cuele dentro


*
La verdad
da calor


Se ruborizó
cuando lo dije


antes de que viniera
nunca me ponía collares


*
Las luces, levantan
partes bien opuestas
este blanco
                    ágil piojo
rosado pájaro


*
Oh otoño tardío
en el pantano—
                        Allí
me violó la seca
maleza al acoso

Verónica Pérez Arango



Aquel domingo fuimos al acuario para ver
los caballitos de mar.
Caminábamos lento
por la avenida
tu mano pequeña dentro de la mía
palpitaba la primera vez
y las migas pegadas en el sudor de la tarde.
Creíamos los dos lo mismo
que ahí adentro el agua sería cristalina
que los peces
se moverían ágiles 
luciendo escamas y aletas preciosas
que las burbujas subiendo a la superficie
serían nuestra música marina.
Los dos creíamos lo mismo. Pero no.
Todos los animales nadaban bajo un agua turbia
y entre rocas repletas
de moho y virutas de alimento balanceado.
Nos costaba ver
a través de los vidrios que estaba prohibido golpear
los tubitos de goma que les llevaban oxígeno
a las branquias anaranjadas
casi no funcionaban.
Había olor a pescado podrido.
Y a los caballitos de mar
no los vimos nunca.

(de "Un dibujo del mundo" 2014)


martes, 17 de febrero de 2015

Betina Edelberg





SALVACIÓN POR LA PALABRA






Y sin embargo

en el comienzo de la mentira

en el movimiento ciego y apurado

y sin asilo

en el falso espejo de la palabra

está nuestra morada

y nos consume

y aprisiona con su palma de siglos.




Aceptar esta muerte morosa

el imperio de esta lenta podredumbre

y sin hoguera

sin resurrección acaso.


Aceptar la soledad de una frase

que destruye el mundo que rodea

en una imagen sin recuerdo

sin ojo.


Aceptar el altivo exilio de nombrar.


Aceptar

la débil esperanza de la profecía

y del oráculo


que nadie entendió.


(Mutaciones , 1964)

lunes, 16 de febrero de 2015

Trinidad Portlumière

Paul Gauguin "Paisaje de Martinica" 1887


Jamás

Jamás había sentido tan crecido el cielo
tanto mar invisible
que esa noche
de espejismos entrelazados
de luces devoradas
por los peces de nuestras bocas
de senos caídos sobre el lecho
como dos gotas sumergidas
como dos brazos blancos
que no tocaran la oscuridad del agua.
Jamás, amor.
 

Teodognis de Alejandría




EPIGRAMAS DE AMOR

I

No temas, Helena, al falso Zeus,
él no te desea como yo,
es Cerbero atado al pie del monte
y sólo le interesan las violetas de oro
que le arrojas al pasar.

II

Los eunucos escancian delirio en las copas
pero vosotras ninfas de Eros
colmáis de miel las jarras de nuestro deseo.

III

En la oscuridad resplandece tu belleza, Urania.
El seno que llevas descubierto
es el astro de pan dulce
que ofreces a la voracidad
de las aves nocturnas.

IV

Como Friné te desnudas, Terpsícore.
Atraes todas las miradas
pero no por lo que enseñas
sino por lo que ocultas
tras los velos celestes de tus párpados.

V

Posas tus dedos, Casandra,
más leves que un gorrión
sobre mi añosa espalda,
y cuando me vuelvo
ya has volado a insinuarte
entre los jóvenes.

VI

Al mendigo apostado en el umbral
las hetairas no lo ven,
tiene menos suerte que Diógenes,
pero goza de la generosidad
de los esclavos saciados por Dionisos.
VII

Anhelantes de acostarse con las diosas
recorrieron largos caminos,
y ellas complacientes
accedieron a untarles de placer
los miembros fatigados
para que continuaran buscando.

VIII

Bella Dafne, de cabello trenzado
con guirnaldas y rayos de sol.
Irradias tanta luz como perfidia
pero la dulzura de tus labios
cicatriza el desapego de los cuerpos.

IX

No es locura. No es desvarío
besarte los pechos encendidos
porque siento que el fuego de tu piel
no se apaga en contacto con mi boca.

X

Atenuada la luz,
tamizada la perversidad femenina,
el tiempo no se detiene
y no importa que las caricias
rueden como dracmas de plata
por tu cuello.

XI

Huídos ya los dioses
nos quedamos solos sobre el lecho
con una gota de sed en la lengua
y borrascas en las pupilas.

XII

Haydée, perla azulada de Nubia,
diosa no, mujer amante,
que el rubio Minos atrajo
a la casa de su madre con engaños.

XIII

Europa te despojó de tus ríos de ilusión
que eran como venas del desierto
o transparencias tendidas sobre el mar,
y te destinó, Haydée, al laberinto
como simple ramera de suburbio.
XIV

Grávida de amores y secretos,
Afrodita, ama y matrona de doncellas
¿qué delicadas experiencias recreas
mientras tus ninfas juegan
en el jardín de Eros?

XV

Maya y Electra, las Pléyades,
funden sus tenues resplandores
y sonríen de soslayo cogidas por el talle.
Siempre es bello lo que se ama,
sois el deleite de la secreta Safo.

XVI

Renunció a la felicidad del sabio
por la inquietud del artista.
Huyó del espanto del mundo
para refugiarse en el fuego de Circe.
Pero soñó, soñaba siempre,
con la nieve tibia de los pechos de Leda.
Y al morir escribió:
Ya nadie podrá quitarme
el placer de estar muerto.

XVII

El brazo de Himeros
engarzó el trueno en el rocío,
labor de las flores y el amor,
para que nacieran las auroras.
Tú surgiste del fondo de la noche,
eterna y fugaz como Calíope
estrella próxima y arcana.

XVIII

Muestras tus muslos de gaviota
ágiles para correr contra el viento
por la orilla del río del deseo.
Doris, esclava de la Luna,
cambias tus tiernas esencias
por su fría plata.

XIX

Me sumerjo en las heladas aguas mediterráneas
que bañaron a tantas diosas
bajo las estrellas del Olimpo.
Las vetas azules de las olas
mansas y sedosas
aún guardan el perfume de las que fueron
sus flores insomnes.

  (331 - 257 a.C.)


(Versión de L. Tamaral)

domingo, 15 de febrero de 2015

Vittoria Colonna



Recuerdos

De mi sol claro, con la muerte ciego,
aquí miro doquier las dulces huellas;
ciego no; más allá de las estrellas
arde con luz más clara y vivo fuego.

Aquí vencido de mi amante ruego,
él me mostró sus cicatrices bellas,
y yo mis labios estampaba en ellas,
y las bañaba de mi llanto el riego.

Sus brillantes victorias me contaba
y el modo y la ocasión con la serena
faz con que abría la contienda brava;

de llanto rompo en dolorosa vena,
pues lo mismo que un tiempo me alegraba
me causa ahora inconsolable pena.

sábado, 14 de febrero de 2015

Beatriz de Día



He estado en grave preocupación
por una caballero que he tenido
y quiero que se sepa por siempre
cómo lo he amado apasionadamente;
…ahora veo que he sido traicionada
pues no le di mi amor
y por eso he estado afligida,
en el lecho y estando vestida.

A mi caballero quisiera
tenerlo una noche, desnudo, en mis brazos
y que se diera por feliz
con que yo hiciese de almohada;
…pues estoy más enamorada
que Floris por Blancaflor:
le otorgo mi corazón y mi amor,
mi juicio, mis ojos y mi vida.

Bello amigo, agradable y bueno,
¿cuándo os tendré en mi poder,
que me acostara con vos una noche
y os diese un beso amoroso?
…Sabed que gran deseo tengo
de teneros en el lugar de marido,
con tal que me prometiérais
hacer lo que yo quisiera.

viernes, 13 de febrero de 2015

Cino da Pistoia



Todo lo que a otros agrada  me desagrada

Todo lo que a otros agrada  me desagrada,
me aburre y disgusta  el mundo.
¿Entonces que te gusta? Te respondo:
Cuando uno a otro 
apuñala sin cesar .

Y me gusta ver golpes de espada
a otros en el rostro, y naves irse a pique;
y  
me gustaría un segundo Nerón ,
y que  cada mujer hermosa 
fuese lasciva.

Me disgustan mucho 
alegría y diversión,
y me agrada fuertemente la melancolía,
querría  todo el día seguir a un loco .

Y  me gustaría 
hacer una corte del llanto,
y matar a todos los que mato
allá en el fiero pensamiento donde encuentro Muerte.


(Versión Gabriel Martino)

jueves, 12 de febrero de 2015

Cecco Angiolieri


Si fuera fuego

Si fuera fuego, quemaría el mundo;
si fuera viento, lo arrasaría;
si fuera agua, lo ahogaría;
si fuera Dios, lo hundiría;

si fuera papa, estaría contento
pues molestaría a todos los cristianos;
si fuera emperador, ¿sabes qué haría?:
les cortaría la cabeza a todos.

Si fuera la muerte, buscaría a mi padre;
si fuera la vida, le rehuiría:
lo mismo haría con mi madre.

Si fuera Cecco, como soy y fui,
tomaría a las mujeres jóvenes y bellas:
les dejaría a los demás las viejas y feas.

(versión de Oreste Frattoni)

martes, 10 de febrero de 2015

Sara Ventroni





Cinco epigramas (Million Dollar Baby)

I

Dura poco conviene quedarse dentro
            el tiempo habita los cuerpos solamente.


II

Habría que volver a fumar el bisonte el sultán Sherlock Holmes
o ese pez que pone los ojos en blanco ante un editorial, habría que
retomar el gusto carnal
             de las blasfemias.


III

Y así, con saliva y saliva
            la costra se rehace
sobre la carne viva

(con saliva y saliva se forma la costa, la deriva)

porque es vital estar envueltos
en sólidas sustancias aparentes.

Y por vital se entiende: lo que es propio
de los seres vivos.


IV

Ahora los teólogos actúan por síntomas
           partes médicos
fibras de lana frotadas, tripitas cánulas lavados
(la alimentación autónoma garantiza
que la curia no venga a colocarnos el embozo sobre las mantas).


V

Baila el limbo baila la lambada baila bella niña
            Bakunin vuelve a casa.

En las paredes los grafitos primitivos,
huellas de la bestia sobre la roca
y cantos desde la garganta de la tierra.

Cencerros amarrados al cuello, máscaras de madera
para que no se sepa de donde viene
esta voz tremenda.





Maria Grazia Calandrone




Última, la huella

Y viene el día en que él aparece
y no sabes cómo acariciarle el rostro
porque es carne de sueño.
Decía el mundo te transforma en una cosa muerta
decía esto de las cosas del mundo
decía túmbate
junto a mí en el surco de las excavadoras, ahora yo puedo
acariciarte el rostro
entre estos cardos sin peso más allá del primer meandro del torrente – ven
decía, tienes que hacerlo
ahora. Así él acogió a su madre en el cielo
la espinosa plumada
con un corazón de acacia
que lo mutaba en una cosa muerta. Él
no puede estar vivo y no puedes hacerlo
morir si no por este desgraciado amor, porque tú llevas
las consecuencias de lo que has empezado
donde el calor del cuerpo forma las bañeras de consuelo y en los trasvases
su vivir ha sido suscitado
transparente y múltiple como un cristal de sal: tú tienes que hacerlo
evaporar ahora
por una calle empinada entre los cedros
para que sea esa orilla invisible que has observado quemarse – flamma
nominis – en la dulzura de la combustión
un día – alejarse
dejando la huella del costado en el fango
y la impronta del pie izquierdo
en la roca como última traza sobre la tierra de manera que justifique
mi sangre con el eco de una estrella muerta
un ardor de mono que el ojo no ve.

Vox Domini super aquas como una cosa flagelada y santa
sobre las cúpulas de oro de una ciudad a la espera donde resplandece
la luz del sábado
pero cisternas sepultadas como campanas y derivas de conchas funerarias o María
egipcia – flamma
nominis – o
criatura del aire
con espigas volcadas como lamas de protección del corazón
muéstrate sólo
iluminada por el sol
como por benevolencia, muéstrate como hierro sobre la piedra
y sepultada bajo los bloques de la basílica con agua
que se disuelve sobre las cúpulas para las artes estáticas mientras dejas
que a través de ti pase
la quimera de ojos transparentes que aquí llaman amor y
me anule, este dichoso nada.



Elisa Biagini




Por una grieta

me escribo entre las
grietas, en los nudos
de la madera, en el
polvo bajo la alfombra:

la oscuridad, que espera
para entrar, se cuaja
de ojeras.



como en un papel
abarquillado
que se alisa
queda la
señal
grieta
a colorearnos
la tinta.

(nosotros nos empapamos
de infinitas aristas)



se me ve sólo
a contraluz,
materia como
clara de huevo,
pátina goteada
por la grieta:
un alfabeto braille
de huesos que quieren
salir.



y la espalda se
agrieta, estuche
de semillas
que empujan,
que se abren en ramas,
matorral de dedos
que nunca llega a tocar,
que corta el aire con la uña.


(de la recopilación " L’ospite " 2004)


Dardo Dorronzoro



TODAS LAS MAÑANAS

No me cortarán el viento de los ojos,
yo te digo;
no me cambiarán de azul la torre de los pinos,
ni manejarán palomas con las nubes de mis dedos.
Yo soy todas las mañanas de los hombres, te digo,
todos los inviernos, todos los eneros,
yo soy una sangre perdida en la calle más antigua,
una espuma de llanto y una tos en los jergones;
yo soy para siempre en mi último camino.

(de "Viernes 25" Ed Letras 1989)

Julio Salgado



UN SUSPIRO



Sol blanco del deseo.

Caminaba sobre las hojas perdidas
del Paraíso.
                     La isla
cortada de tu garganta
viaja con los jilgueros.

                                  ¿Serás el verdadero?
el que ha visto o ha leído
                                          buscando
pequeñas semillas que germinaran en la aurora
o la luz que se detiene en la seda de una mujer
que fue llevada por el agua.

¿Qué provoca
                       la delicada rotura que despide
un fragmento?

                        Oh Sol-Deseo
                                                ante el jaguar
una doncella abre las piernas.

                                                 Oh Sol-Suspiro
La más antigua calma volcánica
                                                    ha dejado
la hermosura del paisaje
presa de tus narcóticos.
                                       Sonríe
                                                  o regresa.

(de "Trampa Natura" Ed. Último Reino, 2000)



lunes, 9 de febrero de 2015

Alfredo Martínez Howard




LA PRÓDIGA



Bien, mi querida amiga,

estoy aquí

como la médula de los dados.


Recuerdo tus marfiles.

cantas,violín o grillo

sobre el hombro mimados del ser que lo reclina

doblegándolo al alma.

(esa tristeza de la música,

ese arco de dios

reclinado en lo antiguo).


Dirás que sí a una sombra

pero revés de un astro.

Lo lejano se cae sobre un pecho

y prosiguen esas distancias,

es decir que no de lo infinito,

es decir que sí del pecho.

¿Dónde, lejana, dime,

dónde te inclinas a los espejos de la sal,

dónde parpadeas para inventarte a ti misma

como justificándote,

diciendo a Dios : yo soy este infinito?

Tu divagar por la ausencias

ya es construir a un dios,

y estás tan cerca de mis pulsos

que te pareces a las edades.

Sí, historia, delicada gaviota del tiempo,

paloma de los huecos de las catedrales,

arrullo instintivo,

mecida por las olas.

Vuelves a mi corazón

como regresa todo lo lejano

y mi muerte es es esa apariencia de los crepúsculos que miras,

y te envuelven en un ruiseñor de la tierra,en un canto,

en una cuerda viva

que te doblega a mi alma.


(de" Libro de ausencias y de adioses" - Ediciones Letras y Bibliotecas Córdoba - 2009).

domingo, 8 de febrero de 2015

Alejandra Correa



V.

Repártanse lo poco

Arañen de él
lo que de él es arañable

y cierren
esos picos de pollo
que nadie quiere ver
el triste espectáculo

de un par de huerfanitos
parroquiales
llorando

(de "El grito"  Alción Editora, 2002)

Amalia Guglielminetti




EL DESEO


El deseo

es taciturno. Sabio

parece, pero en el fondo de las pupilas anida

la furia de su corazón salvaje.

El amor es sorda lucha, ardua prueba
para los que mucho lo anhelan y a muchos ímpetus necios
arroja a quien bien busca y mal encuentra.

Esto ha aprendido la que perdió los ojos
detrás de sus sueños y ahora se ríe, mas bate
las pestañas para no derramar el llanto.

Pues si alguien deshizo sus trenzas,
marcó con un mordisco su cuello,
o dejó más escarlata su boca,

ella sigue siendo aquella que va sola.


Umberto Saba




Ulises

Oh, tú que eres tan triste y con presagios
de horror -Ulises declinante- ¿ninguna
dulzura en tu alma aúna
la Llama
por una
pálida soñadora de naufragios
que te ama?



(Versión de Jesús López Pacheco)



sábado, 7 de febrero de 2015

Guido Cavalcanti



Rima IV


¿Quién es ésta que viene y todos miran,

que hace temblar de claridad el aire

y Amor trae consigo y tal donaire

que los hombres se callan y suspiran?


Oh, mi Dios, qué semeja cuando gira

los ojos, diga Amor; yo no podría:

junto a su suavidad parecería

la mujer más humilde, perra de ira.


Describir no se sabe ese placer

de verla, que arrodilla a la virtud

ante la diosa que su beldad muestra.


A esa alteza nunca llegará nuestra

intuición, revelación, salud,

o mente hundida en ser y no saber.


(Versión de Juan Gelman)

Andrés Utello



Que se moje la tierra

que se moje

la espalda del monte

y tu silencio

que corra un río sobre esta soledad

que se refresque la tarde

¡Tanta menta!

Que se llegue

que se abrace

que un viento suave

nos conmueva

que llegue por aquí

la lluvia

que se moje tu boca

con el color de la verbena.

(de "Enebro" 2005)

Josefina Plá



Nadie le empuja


Nadie le empuja Nadie lo retiene
nadie le advierte nadie le cede el paso ni le espera

Indiferentes
le ven pasar con su sentencia
oculta como un zorro robado en la cintura
royéndole hasta el hueco de los dientes

Nadie le impide el paso ni le espera
porque todos quisieran ser los últimos.

Nadie le toca. Nadie
le empuja. Llega solo
llenándose sin nadie del silencio
de todos los que llegaron antes
tapiándose de nombres olvidados
y de palabras sin respuesta

Llega solo
nadie le empuja nadie le retiene
porque todos quisieran ser los últimos



Elvio Romero




Esos días extraños


Vienes de afuera. Traes
Vitales adherencias en la mirada clara.
Se te ve el regocijo. El júbilo te invade.
Repites nombres, cosas. Y al punto te detienes
En ese espacio grave de distancia que existe
En ese espacio grave de distancia que existe
Entre el fervor que traes y el silencio que habito.

¿Qué tengo? ¿Qué contorno
De penumbra me sella y me fatiga?
¿Bajo qué precipicios cierro los ojos tristes
Y apenas ya converso con brumas imprecisas?
¿Qué sucede que apenas te conozco,
Que tu mirada clara se me borra en las manos
Y me enredo en mi noche y mis recuerdos?

Pronto ves que no entiendo.
Que no estoy. Que no escucho.
Que irremediablemente me pierdo en esa umbría
Donde, ciego y perdido, rompo mis pobres báculos
Que he bajado a una estancia de fiebres invasoras
De donde extraigo, huraño y melancólico,
Mis diarias cosechas, mis vinos silenciosos.

Algo quieres decirme. Algo quieres contarme.
Pero no estoy. No siento. Persisto en mi guarida.
Me hospedo en esa niebla donde a veces me pierdo,
Bajo la estera oculta donde me afano y doblo,
En la triste carlanca donde enfundo mi sangre,
En mi agujero amargo.