lunes, 4 de abril de 2016

Alejandra Méndez




Algesia


Juego
y devastación
de campo enemigo.

Púrpura lágrima
o polvo de almáciga.

(Un viejo rosal).

Mi tropa
que embiste algarrobo
y cae

Como el gigante
que tumbarán mañana.

Con paciencia de alondra
rozas carnoso acíbar
de aloe
por mi carne.

Cárcel gallinero
o lentisco alpiste
para los presos.

Nosotros bebemos té
del alpamato.

Mi soldado más valiente
solloza. Observa el altivar
sobre el ras de la tierra.

Esqueleto sacro (del Eucalyptus)
que cabalgamos
o convertimos en amantes.

Soñamos sobre su cadáver.

Ahora comprendo
el principio de algesia
que bulle en la tarde.


Laura García del Castaño


No puedes impedir la tempestad


Cuándo vas a nombrarme verdaderamente?
con el nombre que me diste
No tienes boca para nombrarme
No tienes saliva para disolver esa palabra
y necesitas de ella para oponerte a ella
para apoderarte de su alma
Ya está aquí:
El amor es un niño
y tu eres un ser abrazable para el miedo
Eres un terrón de cal para mi pie que te enfrenta
No subirás a ningún tren en Oslo
No desmoldaras un corazón en el mapa de París
No decifraras la fórmula con la tabla partida
Sólo has seguido huellas hasta un piano que golpeó tus dientes
Cuándo dejarás de imitar la voz del amo?
Cuándo dejarás de posar como el perro guardián?
Nadie encontrará tu niña perdida, nadie a quien
devolver tu pesadilla
Detrás está lo que hubiera sido, afuera
lo que ignorábamos
Cuándo vas a nombrarme?
O acaso volviste a matar al ciervo por su olfato?
Querías adornar el living
de un cazador?
La muerte ya te conoce, te ha visto, te ha enterrado como un hueso para después.
No te ambiciona.
Te desanima?
No hagas de víctima ante mi
Retira el hacha del corazón del ave
Retira el precipicio
Retira tu cabeza del fuego
Ya está aquí,
bocados de un vidrio infinitamente masticado,
ese niño echado en el círculo donde nada florece
que crece entre las grietas
que sólo sabe regresar a nosotros



Lorenzo García Vega



Conquistadores a zancadas en los almohadones
En Lima
los galápagos jardineros Verlaine las trompetas
lagrimosas
los suburbios de naranja las pirámides de sal
para trinchar la luna
las polvorientas mesoneras a trompicones en el caracol
desnudan sus cabezas piden lila hasta el columpio
de Júpiter
las liebres en incienso de gaseosa a fecha de libro roto
en remiendo de algodonoso indio
los aviones de cartón César Vallejo
los cuentos "Simón Bolívar" en caja de sorpresa
del pez en el estambre de la abuela
los abruptos camafeos en la montaña
los roncos gañanes musitando las endechas del periodista
en las banderas acuáticas
los guerreros del rey Don Juan acampados
en la lluvia como una niña sibilina como un agorero
cowboy
En Lima

(de: "Suite para la espera", 1948)



Rocío González



El Animal

En el extremo ardor yo soy el animal
herido por la flecha sagrada
y él lame mi sangre en un festín
impúdico y vehemente. No hay combate.
Soy su presa y me ofrezco:
en su hambre está mi plenitud
(este hecho simple lo tambalea)
mi cuerpo, en su violenta floración
no duda, y él entiende. Cuando acepta
mi carne y se sacia, lo sabemos.
Cada uno ofrece su nombre.
el amor es un conocimiento anómalo.



(Como si fuera la primera vez, 
Ediciones sin nombre,2006)