Ha llovido e invisible
ha llovido e invisible perfuma
tras el muro la naranja
al mentón lividecido responde el verde
del árbol que el neón enclava
a los límites del pueblo: y esto parece
no sabes si cercanísimo
o remoto de la vida.
Cierra la mano en un puño
oh luna sobre el asfalto:
déjanos adivinar dónde has escondido
tu moneda de oro.
(de “Dopo la luna” 1952-1955, versión Gabriel Martino)
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