lunes, 4 de abril de 2016

Laura García del Castaño


No puedes impedir la tempestad


Cuándo vas a nombrarme verdaderamente?
con el nombre que me diste
No tienes boca para nombrarme
No tienes saliva para disolver esa palabra
y necesitas de ella para oponerte a ella
para apoderarte de su alma
Ya está aquí:
El amor es un niño
y tu eres un ser abrazable para el miedo
Eres un terrón de cal para mi pie que te enfrenta
No subirás a ningún tren en Oslo
No desmoldaras un corazón en el mapa de París
No decifraras la fórmula con la tabla partida
Sólo has seguido huellas hasta un piano que golpeó tus dientes
Cuándo dejarás de imitar la voz del amo?
Cuándo dejarás de posar como el perro guardián?
Nadie encontrará tu niña perdida, nadie a quien
devolver tu pesadilla
Detrás está lo que hubiera sido, afuera
lo que ignorábamos
Cuándo vas a nombrarme?
O acaso volviste a matar al ciervo por su olfato?
Querías adornar el living
de un cazador?
La muerte ya te conoce, te ha visto, te ha enterrado como un hueso para después.
No te ambiciona.
Te desanima?
No hagas de víctima ante mi
Retira el hacha del corazón del ave
Retira el precipicio
Retira tu cabeza del fuego
Ya está aquí,
bocados de un vidrio infinitamente masticado,
ese niño echado en el círculo donde nada florece
que crece entre las grietas
que sólo sabe regresar a nosotros



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