XVII
El vino arde generoso en la copa
como un astro luminoso en el cielo
o una luna llena en la noche.
Si pudiera mezclarlo con la oscuridad
disiparía sombras y tinieblas.
Grandes placeres depara a aquellos
que lo beben sin temor ni recelos.
Sus burbujas como perlas dispersas
el agua enhebra en la mezcla.
Siempre hablo a la copa antes de beber:
a ella, confidente, cuento mis secretos.
.........................
Copero, escancia al amigo
que bebe lo que yo dejo
y a mí sírveme del vino
que haya dejado en el tazón.
Bebo yo de lo que él deja,
bebe él de lo que dejo yo,
como los que se han enamorado.
Llegaste a mí mensajero
y de tanto ir y venir
te convertiste en copero.
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