Donde no estabas
Donde no estabas, cuánta paz: el cielo
entre los árboles estuosos recogía
la blanca ofrenda de las calles, un rostro
relucía en la sombra de las fuentes,
la médula de miel
atenuaba el pesar de los transeúntes
y la beldad brillaba,
se perdía fragmentada entre las calles
esplendentes en el silencio ventilado.
Ni imagen, ni memoria, ni sueño.
El rostro de la ausente era una espera
espejada en la primera estrella opaca
y ni siquiera en ella estabas, habías caído
fuera de la existencia;
el candor entristecía las encrucijadas
y no era el anochecer,
era la blanca verdad indolente
en lo hondo de mi tumulto, imperceptible.
(de:"Quaderno gotico, Florencia, 1947;
versión de Horacio Armani)
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