lunes, 15 de septiembre de 2014

Irma Cuña



PRODIGA


Volví a la luz extensa del verano

y al viento circular de las esquinas.

Neuquén es un cristal,

un cuarzo sepia.

Pueblo desconocido

donde inventé el espejo de una historia

y la poblé de cascos en el aire.

(en aquel aire ululador y tenso).

Un aire tangible

que más parece un agua, una corriente,

un surtidor horizontal

-un brazo-

que el natural camino de la cara.

Y otra vez ese polvo amarillento

y esas piedras hundidas

Entre pelos de pastos requemados.

Patria de negación: sin

verdes,

rojos,

alas,

concavidades.

Sólo este movimiento del planeta

espiral o de flecha,

bamboleo.

Fui a buscarte quetzales,

mariposas,

enormes colas de serpientes vivas,

venados tímidos,

turquesas,

y me has devuelto el filo del silencio

y el ardor de la arena

para siempre.

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