martes, 16 de septiembre de 2014

María Calcaño




La Toma

Me trepan las raíces
de tus manos amadas
y arropada en caricias
ya casi no me veo.

Me saltaste tan sólo
la blancura serena;
seguros de la noche
me moldearon tus brazos,
y fue un enredo fácil
la fiesta inagotable.

Hombre partido en cien
que me fuerzas la vida,
en mis pechos desnudos
desata tu rudeza,
para que tengan ellos
ese duro barniz
que les falta de hombre.

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