miércoles, 10 de septiembre de 2014
Pablo Palacio
AS DE CORAZONES YO Y MIS RECUERDOS
Solo como una moneda de mendigo.
Aporreado por
la vida y con ‘qué importa’ sobre los hombros.
No fue esa la mujer que debió llenar mi
(alma; era
tan cobarde como una hoja de oro; ni fue
(la otra, que
enmudecía y se ponía pálida; ni fue la
(tercera, que me
amó antes de que yo la amara; ni fue la
(cuarta de todo
el alto de una mujerzuela.
Debo esperar el tiempo de las frutas
(maduras para
gozar del sol dorado de los siervos, tendido
(a lo largo de
mi vida con este frío voluminoso en las
(mucosas y estas
corazonadas retumbantes y esta llenura del
(cerebro que
ocupará mi anhelo definitivamente.
Pero talvez ya nada queda en ningún rincón
(del
mundo y voy a estar por toda una eternidad
(tendido
en el andamiaje de mi esperanza, tendido
(como un muerto.
As de corazones
yo y mis recuerdos.
Pero qué es eso de los recuerdos si ya no
(me hacen
poner alegre ni triste, ni me importan esas
(arrugadas
caricias porque no soy un tratante de viejo?
NADA te debo, madre: no sé de qué color
(fueron
tus ojos, ni sé si fueron suaves las palmas
(de tus manos,
ni si tus besos fueron dulces.
Yo solo
tendido como un muerto.
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