1989
esta casa en
silencio
el frío
ayer en el
viaje me mostrabas
el cielo
los niños se duermen en los
viajes
tenemos esa intimidad precaria
ese descanso
era más blanda que el agua
que el agua blanda
hay un orden
en las estaciones
todavía
desde la
cocina
miro la
acacia
junio le ha
dejado apenas
las
legumbres de los frutos
vainas
doradas que cuelgan
de las ramas
como
papelitos
esta mañana
estuve en la
casa vieja
corté ramas
de lavanda
era más fresca que el río
años que
dormimos juntos
a orillas
uno del otro
ajenos al
sueño
los
lenguajes nocturnos
como otra escritura
asimétrica
la escritura
es un territorio
privado
saber sufrir después partir
a veces los
celos o el aburrimiento
escenografías
por las que
se filtra el sol
hay un orden
en las estaciones
enumeramos pájaros en la ruta
ese descanso
ahora
quisiera
los deseos
trazan mapas
en nuestra
cabeza
erramos con
los ojos cerrados
sobre esos
mapas
incompletos
como los
sueños que acaban
de golpe
nos
despertamos sin saber
si hubo
final
perfume de naranjo en flor
apiladas
sobre las mesas de noche
las novelas
que se cruzan
estos años
un monje en
silencio
sobre un
libro
la luz que
cae
apenas
suficiente
san agustín
lo cuenta
todavía
nos
descubrimos en esa soledad
los
separados
apiladas
sobre las mesas de noche
las lecturas
que
traducimos a nuestros gestos
levantarse
decir un
nombre
otro día que
sigue
qué le habrán hecho mis manos
hay una
palabra nueva
un gesto que
no te conocía
vuelvo a
estar frente a un extraño
sin embargo
hemos visto
la muerte
en la
desnudez
de la
enfermedad
como una
mano ajena
que me
levanta la ropa
la voz
devuelve el oído
a su sitio
traje mi
cuaderno
los niños se duerme en los viajes
ahora leo
para vos
desierto y
luna
mientras
señalás el cielo que cambia
frente a
nuestros ojos
(de “Cerca
de la acacia”, VOX, 2007)
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