martes, 1 de abril de 2014

Elida Manselli





IV


Ave de la pereza
tordo
chajá.
Rubio de la serpiente, partes de ángeles, alazán manos
blancas y la exactitud del aire.
¿Y la exactitud del aire?
He venido por ese tajo que florece sobre la frente, con el
oído sobre todos los oídos de la inmensidad.
He sentido la vida como la muerte sin ninguna venganza.
Sauce que mira largamente el orden, cuervos, testigos del
rastro de la conciencia.
Todo arde como un golpe en el viento del mundo.
En el encierro del fuego una especia levanta el camino hasta
los madrigales.
Una especie pegada hueso tras hueso en las claras durmientes
del cielo.

Aquí donde el Renacimiento vuelve al fuego de los renacimientos,
el agua dura sonríe a la pradera, al engranaje,
al declive…
Viendo el poro abierto de la reflexión sobre la tierra.


(de "Gracia-torcaza" 1978)



No hay comentarios:

Publicar un comentario