viernes, 4 de abril de 2014

Liliane Wouters





Hay que saber

perderlo todo, incluso a sí mismo,

y aún el recuerdo de sí, hay que

quitarse del lugar, salir del tiempo,

arrancarse los andrajos,

mudar las seis membranas, aceptar

que la séptima se pudra con el grano,

que el agua del río todo lo recubra,

que el sol seque esa agua,

que el viento del desierto desdibuje

su huella sobre la arena.

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