martes, 18 de febrero de 2014

Dylan Thomas




Y LA MUERTE NO TENDRÁ DOMINIO...

Y la muerte no tendrá dominio.
Los hombres muertos desnudos serán uno
con el hombre en el viento y la luna poniente;
cuando sus huesos estén limpios de carne y los limpios huesos desaparezcan
tendrán estrellas en los codos y en el pie;
y aunque enloquezcan serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar retornarán de nuevo a la vida,
aunque los amantes se terminen el amor no se terminará.
Y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Aunque por largo tiempo yazgan bajo las ondulaciones del mar,
ellos ni por el viento ni por el agua morirán;
retorcidos en el potro hasta que los nervios se entreguen,
amarrados con lazos a la rueda de la tortura,
ni siquiera aquí los amantes serán quebrados.
La fe en sus manos será un relámpago de dos
y los unicornes males raudos los atravesarán;
y aunque todo termine en separación ellos no serán destruidos.
Y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Puede que ninguna gaviota les vuelva a gritar en sus oídos
o que las olas no rompan ya más con estruendo contra las playas.
Donde brotó una flor puede que ninguna otra
eleve su cabeza bajo los embates de la lluvia;
y aunque estén locos y muertos como clavos
las cabezas de los amantes golpearán como martillo desde las margaritas
y estallarán al sol antes de que el sol sucumba.
Y la muerte no tendrá dominio.

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