viernes, 21 de febrero de 2014

Tristan Tzara






TRISTEZA DOMÉSTICA

I
En la semilla de la azucena
te enterré serenamente
nos hemos amado en campanarios arruinados
los años se destraman
como los encajes viejos.

Te estoy buscando en todas partes Señor
pero tú sabes que es poca cosa
te enterré en un mes de noviembre
cuando pasaban las alumnas para almorzar
pero no sabían que estabas en el carruaje
porque habrían llorado.

Como se vienen abajo los diques vencidos
dejando caer el dolor en los padres
de papel, tu carne vieja
¿cómo tiene que ser? -amarilla y triste
y te amé dentro del violín de los buenos modales.

El otoño extendió sobre el país la llaga
se desabotonó lentamente los pechos
y se abrirá más el vestido
como el violín del barco destrozado por los dueños
abrirá en el cuerpo de sangre la carne
que me está llamando.

Nos hemos paseado tantas veces por el malecón
bajo el viento que trae barcos pintados de cal
y clava en la ceniza de los pulmones el gancho
pero el malecón es un sendero del caracol
que habita en el corazón del Señor.

Mis pensamientos se van --como ovejas al pasto- sin fin
Lloran en la flauta por las llanuras tristes fragmentos de biografía
Me ahogo en la desesperanza de los fenómenos sísmicos
y por las calles huye el viento cual perro apedreado



No hay comentarios:

Publicar un comentario