martes, 18 de febrero de 2014

Francisco Madariaga




LA TENTACIÓN Y EL AGUA

La yegua sagrada, levantada por el fuego central
levantada por el celo del agua, el esplendor de los
cabellos, la boca ensangrentada.

Un golpe de saliva barajada se dispersa por su sangre y
solo tiembla frente a los captadores del día.

Esta bestia, este virgo de mariposas y mareas, provoca,
sin dolor, el aire reo del corazón que es el aliento de
los vivos.

(De "Las jaulas del sol" 1959-60)

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