Yo no fuí al exilio,
me escondí más lejos
puse flores en la mesa
y perfumé mi casa de manzanas.
Habituada al silencio y la prudencia,
enlacé el pasado a la memoria
y encendí las luces
en la fiesta de otros.
Fueron años, sin sentirme loba ni oveja
orillada, cansada de ser
convertida en la sombra y el eco.
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