Cuando el río está congelado pregúntame alguna vez
por los errores que he cometido. Interrógame ya
qué he hecho con mi vida. Otros en su lento andar
han venido a mis pensamientos, y algunos trataron
de socorrer o de herir: pregúntame qué diferencia ha hecho
su fuerte amor o su odio.
Escucharé lo que me dices.
Tú y yo podemos volvernos y mirar
el silencioso río y esperar. Sabemos
que la corriente está allí, escondida; y hay idas
y venidas de muy lejos
que sostienen la permanencia antes que nosotros.
Lo que dice el río, eso es lo que yo digo.
(publicado en "La danza del ratón" N°8 agosto 1987)
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