La mujer en la tienda de caramelos
se está convirtiendo en su madre.
Tan sólo la semana pasada
era joven
cuando charlar de bodas
y empapelados y heladeras nuevas
y un pequeño departamento en la ciudad era la charla toda.
Luego sólo Dios sabe por qué
él tomó un micro que nunca se detuvo
y ella fue abandonada
con la vergüenza del empapelado
de no tener ningún fruto en su vientre
a quien pudiera comprarle
zoquetes blancos.
El cansancio de su madre
creció en ella
su manera de ser
su gracias a Dios.
Cuando hizo cuentas
usó las gafas de su madre.
Bromeó al respecto
"cuál es la diferencia
acaso no tenemos yo y mamá
la misma vista de todas formas
acaso las dos no vemos bien de lejos.
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