Mi yugular es hija de la nieve
que al latir me golpea el cuello
la espera de la nieve es pura espera
pura en el umbral de la nieve y sus hijas alzadas
el lugar de sus vientres que ha invadido la nieve
mientras la palma de mis manos acaricia el oscuro trigo
y el lagarto de la muerte en mi cuello.
Me he sentado, con los pies
brillando por el fuego de las uñas
a nuestro alrededor la palabra es morada
el aire es necesario para alumbrar el cuarto
y si hablo tan sólo hablo con imagen a la dormida
la que arderá en el pensamiento
y volverá después a la casa de toda lágrima.
Enigma es la faz nacida del niño
como una ortiga que la luna también está quemando
en una niebla de rasguños, el corazón: este
corazón
de cara a los fusiles que se desnudarán
para volver a la sustancia de árbol
por el enigma dulce de la luna
paloma airada bruscamente débil
desplegando sus alas de espejismo
y sus remeras como alusión
a la ilusión del corazón.
(1929)
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