viernes, 21 de marzo de 2014

László Kálnoky




LLAMA Y OSCURIDAD

Te encendiste de pronto
en azulada llama ardías,
en vano el viento trato de llevarte,
en vano hizo con polvo del camino
una casi figura convocándote,
tu nunca la seguiste.

Te detuvo tu brújula severa,
ineluctable.

Yo, desde ahora ¿Qué seré sin ti?
Ceniza que se escapa de un balde agujereado,
piltrafa de papel, colgada de una barra,
sombra animal perdiéndose en lo oscuro.

Vendrá un día en que tu y yo nos buscaremos.
Como una ciega, cruzaras el cuarto.
Palparas el sillón, el suelo, la pared.
Tocaras los contornos helados de mi ser,
no sabrás de mi abierta boca muda
que intenta darte un grito.
Luego renuncias. Estas sentada y sola.
Con el estruendo de una tonelada,
del cielo raso cae
un trocito de yeso…

Por darte gusto pretendo creerme
esa historia piadosa
de que hay un asidero en lo inseguro.


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