lunes, 17 de marzo de 2014

Juan Ojeda




LA NOCHE

A Malcolm Lowry In memoriam

En esta noche oscura de mi vida

que bien sé yo por fe la fonte frida, aunque es de noche. San Juan de la Cruz ¿Qué atroz misterio deambula en los posos resecos de la noche? Arrojado fatigosamente sobre la tierra árida te habrías contentado con nutrir el ardor

en el ventoso invierno, y ya nada sobrevive de tanta enconada miseria, ni las abluciones del corazón. Oh, si, ese mudo rumor, absorto y quieto labrado por incesantes, pavorosos pensamientos Inerte fuego abraza las heces de tu vida enferma Se escucha el parloteo abúlico en unas rocas frenéticas. Es el mar, dios apacible y rencoroso, Pétreo refugio donde resonarás para siempre como un agua rota. Y bajamos por la seca avenida hacia la noche cerrada

y luego caminamos a ciegas, sin movernos, y fue allí cuando estalló el sordo lamento Eran como murmullos rebotando entre las negras bóvedas ¿Qué mirabas? En medio de la noche nada se ve y nada se siente,

Sólo puedes hurtar al sueño una grosera ceniza.

La vida es muerte rodeada por la experiencia inútil

que yace sin fondo en la memoria. Hemos sido elegidos para perecer, y no obstante cavar en los rígidos dominios del tiempo,

y hallar la misma muerte royéndonos el rostro:

cada hombre es un extraño para el otro. Sólo la lívida noche que todo lo desordena, arrastra

hedores de voces tullidas, o rasga el espíritu

que aflora como aire detenido sobre la.tierra muerta.

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