viernes, 21 de marzo de 2014

Dahlia Ravikovitch




 SEGURAMENTE RECUERDAS

Después de que todos se han ido
me quedo sola entre los poemas.
Algunos son míos,
otros ajenos.
Los poemas ajenos me gustan más.
Permanezco en silencio
y el ahogo abandona mi garganta.
Yo me quedo,
a veces quisiera que no se quedara nadie.
Debe de ser agradable escribir versos.
Te sientas en la habitación y es como si los muros crecieran,
los colores se hacen más intensos,
un pañuelo celeste se transforma en un profundo pozo.
Querrías que no se quedara nadie.
No comprendes qué pasa contigo,
es como si pensaras en dos cosas a la vez.
Después todo pasa y se transforma en cristal puro.
Más tarde el amor.
Narciso se adoraba.
Tonto es aquel que no comprende que también amaba el río.
Estás sentada sola,
el corazón te duele pero no se parte.
Lentamente se van borrando las desteñidas figuras,
luego se van borrando los defectos.


Mas tarde aparece el sol de medianoche
y recuerdas aún las flores oscuras.
Quisieras estar viva o muerta u otra cosa.
Tal vez exista un país al que amas.
Tal vez exista la palabra.
Tú seguramente recuerdas.
Tonto el que permite al sol ponerse a su gusto,
él siempre consigue escapar a las islas del Oeste.
Hacia ti vendrán el sol y la luna, el verano y el invierno,
tesoros sin fin.

(en “Poesía Hebrea Contemporánea”, La Semana Publicaciones, Jerusalén, 1987. Trad. Arie Comey. En la foto, Dhalia Ravikovitch por Yael Rozen)


(Publicado en Facebook por Jonio González)

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