domingo, 16 de marzo de 2014

Alexandra Domínguez




EL POETA ES UN ASUNTO ALLÍ EN LO INVISIBLE


Ese hombre es invisible, su materia de alondra es invisible,
anda en lo invisible con pasos que hacen ruido en las calles invisibles,
come cosas invisibles, respira lo invisible, paga con monedas invisibles.
El poeta es un asunto allí en lo invisible, cruza ríos invisibles,
se acuesta con mujeres invisibles, habla con palabras invisibles.
Está en Dublín y es invisible, va por el cielo en aviones invisibles,
en su corazón la melancolía es invisible, piensa en cosas invisibles,
lee a Kavanagh que escribía libros invisibles,
por ejemplo esto es invisible: My soul was an old horse
offered for sale in twenty fairs.
Su furia es invisible, su tempestad también es invisible,
trabaja en una fábrica invisible, gasta sus codos en mesones invisibles,
Teillier era invisible, Parra casi es invisible, nadie ha visto a Rojas.
Los obreros brindan al final de la jornada con jarras invisibles de cerveza,
los solitarios se hospedan en hoteles invisibles, llaman por teléfono
a chicas invisibles, esperan en esquinas invisibles a otros invisibles.
En el verano la lluvia es invisible, abren entonces un paraguas invisible,
se van a provincias invisibles a leer poemas invisibles,
se encuentran en un parque con alguien invisible, aman lo invisible.
El poeta es un asunto allí en lo invisible, este mismo poema es invisible,
un espejo es invisible, la ciudad en la que vivo es invisible,
lo imprescindible y lo insignificante, eso es lo invisible.



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