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| Junto a Jarno Pennanen |
Cada primavera
se desprendió de nosotras un niño pequeño,
y hubo cañones grandes para los niños pequeños,
y niños pequeños para los cañones grandes.
Prepara tu corazón, mujer.
Con los ojos cerrados mira
la llanura nevada, lejana, en la oscuridad de la
madrugada
los niños, muchachos arrastrándose en la nieve,
agachados en la nieve fría.
Y los fusiles, los fusiles
apuntando en la llanura nevada
hacia donde se pierde la vista.
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