Cuando la negra estepa se derrama
con su luna y su flagrante indicio
de luciérnagas lejanas sueña
contorsionados pájaros bajo sus párpados
le blanquean el ojo y tiemblan
las membranas del sueño bajo fugaces pestañas
sacan de su quicio
de huesos a un alma
que exhausta se fuga
entre los astros del cuerpo
Toda la masa del día regenera su paso
amanece y se abre el ojo con su luz
que ha trasegado los acantilados del sueño
Pasa la fugaz película de parajes enroblecidos
con un buril que destella rostros voces
en los siniestros resplandores de lo soñado
cuando la negra estepa se derrama
con su lunática mantarraya
y su escamoso indicio de peces ahogados
en los extraños manantiales de aire
en que se mece el sueño
cuando la negra estepa se derrama.
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