Gozan la desnudez de las llanuras
y el cielo azul enloquecido de alas.
Abanicando sistas, las palmeras
domesticaron soles y distancias.
Hay un calco de un sol en cada hoja
y una cabeza de indio en cada palma.
Poseídas del viento de la víboras
en la lujuria tropical se abrazan.
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