miércoles, 12 de marzo de 2014

Martín Raúl Galán






VENTANA DE SUBURBIO

¡Cómo me duele el deseo de esta lenta muchacha
que me mira con ganas la tarde del domingo!
Desde una ventana del suburbio
apacienta el humilde rebaño de sus ansias.

Mas, nada me detiene,
en un tren de látigos
yo me voy para siempre.

Percudidas mujeres que las trajina el tiempo,
extiende su reclamo improrrogable.
¡Oh, este sumiso amor que naufraga en la tarde!

¿Por qué, Señor, arrojas al desván estas niñas
que comulgan con flores de ceniza?

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