sábado, 15 de marzo de 2014

Ramón Plaza




LOS CAUDILLOS

Creo en la barbarie,
en el caos.
Dioses profundos de mi patria.
Siempre es La Rioja,
llanos del mundo.

Los caudillos
amaban a mi patria
y eran inflexibles
y eran de cuero.
Desjarretaban con la lluvia,
y sabían que el cuchillo
era un difunto
fuera de los dedos.
Y tenían esta mujer caliente del suelo.

Creo en la barbarie,
en su boca escribo.
Porque llana es la tierra
habitada por ganado.
Y pelear por algún caballo
es tener a Dios, pastando,
en el suelo.
Creo porque Quiroga
fue la carga apagada en Yaco.

Dos tercerolas,
cargadas; reunidas por la boca.
Esta pequeña historia que me llega
por los ojos de Quiroga,
vaciados, enterrados en el
aire de la tierra.

Siempre fue la muerte,
la violencia,
el caos ordenando los principios.
Siempre muertos, solos, asustados;
cavados con la tierra que nos asombra.
Sepultados, lluviosos, ordenados.

Esta es la sangre oceánica
que nos rige.
Este es el sur: sangrante y aterrado.

Porque somos australes,
bárbaros, imprecisos,
tendremos la historia
que el pueblo nos prepare.

Creo en la barbarie,
en su boca escribo:
los caudillos amaban a mi patria.

Nadie debe morir sin saberlo



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