sábado, 15 de marzo de 2014

Maram Al-Masri





Soy la ladrona de los caramelos,
ante tu tienda
mis dedos se quedaron pegados,
y no conseguí
llevarme ninguno a
la boca.
*
Qué estupidez
al mínimo roce,
mi corazón se abre.
*
Golpes en la puerta.
¿Quién es?
Escondo el polvo de mi soledad
bajo la alfombra,
compongo mi sonrisa,
y abro.
*
Maté a mi padre
aquella noche
o aquel día
ya no lo sé,
huyendo con una sola maleta
que llené de sueños sin memoria,
y una fotografía
mía con él
de cuando era pequeña
y me llevaba en brazos.

Enterré a mi padre
en una hermosa caracola
en un profundo océano,
pero me encontró
escondida bajo la cama
temblando de miedo
y de soledad.



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