(a Gabriella)
Conozco el infinito estanque
donde escondías tus semillas de amor,
pero en el baño de sangre
no encuentro nombre de venganza o perdón.
Sólo una niña tiembla
caña en el viento de voces
que te adelgazan.
Permanece viva una hendidura de risa
por una pelota en la red
y el vestido turquesa colgado
de la sombrilla en agosto del 76.
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