jueves, 13 de marzo de 2014

C.E. Feiling




OÍDOS SORDOS


¿Que un tósigo la fiebre encaramada
extingue de las horas, y escatima
legumbre ni animal ni enjalbegada
viejita conculcar? ¿Que amable vulto
preserva el cirujano, mas no atina
su tajo a suscitar, del pene enhiesto,
heroico borbotón? ¿Que un gayo gesto
estría es de los vermes, vericueto
protervo donde prístina soflama
repliegues cubrirán, como a repleto
estigma de tumor? ¿Que tarde clama
esfínter cuando clíster poco goza
de asilo en la vejez, y el agua fría?

¿Entiende tales voces la mocosa
cerril, que me sacó

carpiendo el día?
¿O pulsar un amor requiere plectro
complaciente y mendaz, cuyo meneo
no hipómanes evoque, sino electro
las carnecitas finja?

Al voleo:
retruécano de Angélica es Medoro:
“dejémonos de justas, que mañana
ni sana hosanna, colita de rana

quedará

ni el loro”.

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