confiadamente los arbustos muestran
sus corazones verdes
En el río valientes nudistas
ofrecen al sol
sus pálidas vidas
Qué indefensos y frágiles son
Por los ancianos de los bancos no hay que temer
Ya no sueñan con la felicidad, temen perderla después,
no llaman en balde a la perdición
(Trad. Elena Buixaderas)
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