viernes, 14 de marzo de 2014

Viola Fischerová





Ardieron las últimas coronas de hielo bajo los árboles

confiadamente los arbustos muestran
sus corazones verdes


En el río valientes nudistas
ofrecen al sol
sus pálidas vidas

Qué indefensos y frágiles son

Por los ancianos de los bancos no hay que temer
Ya no sueñan con la felicidad, temen perderla después,
no llaman en balde a la perdición

(Trad. Elena Buixaderas)

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